Cómo escapar de la Matrix y conseguir un Estado Crístico o de Budeidad Este intersticio divino en la arquitectura de la Matrix como la comp...
Cómo escapar de la Matrix y conseguir un Estado Crístico o de Budeidad
Este intersticio divino en la arquitectura de la Matrix como la compasión, es justamente lo que unen al budismo y al cristianismo. "Cristo es Buda homologado como bodhisattava".
El acto crístico es un acto de compasión pura: sacrificar su vida para salvar a los demás; coincide con el juramento del bodhisattva: dedicar incontables vidas a liberar a todos los seres, permanecer dentro del samsara hasta que todos los seres alcancen la liberación. Siguiendo con esta incursión gnóstica en el budismo mahayana,
"la cualidad más alta de la compasión es el único poder capaz de resolver el laberinto... La verdadera medida del hombre no es su inteligencia o su éxito en este sistema demente. No, la verdadera medida del hombre es esta: qué tan rápido puede responder a la necesidad de los demás y qué tanto de sí mismo puede dar".
Aquí hay un claro eco bíblico, sólo quien es capaz de dar su vida (esta vida mundana, este polvo) podrá obtener la vida eterna, pero no será ya alguien, un individuo, sino será la divinidad misma: Cristo, Buda... La muerte de nuestra personalidad separada, de nuestro ego, es la semilla de la vida del espíritu.
Pero esa vida del espíritu más que una fase nueva es la condición original que siempre ha existido, innata y por lo tanto inmortal. Tomando de Platón pero en comunión también con del camino tántrico del budismo vajrayana, Dick mantiene que el remedio para sanar esta condición de estar perdidos en el laberinto (en el samsara) es la anamnesis, la pérdida de la amnesia que nos caracteriza.
"Recordaste tus orígenes, y eran de más allá de las estrellas".
En el budismo tántrico se asume la condición original, la noción de la pureza primordial, la naturaleza búdica inherente, como la realidad presente, así la base del sendero se vuelve indivisible del fruto (el proyecto de volverse budas se nutre de la visión de que ya somos budas). En otras palabras, se trae a mente, se recuerda la propia naturaleza búdica, la luz del origen. Asimismo, el hecho de que la salida del laberinto constituya precisamente permanecer en él desde la perspectiva de la compasión intuye ya una noción que no está del todo desarrollada, esto es, la no-dualidad.
En el sentido más profundo, cuando se ha realizado el cambio de perspectiva de la compasión y la integración de la totalidad en uno, el laberinto ya no es un laberinto (es un espacio sin límites), no hay separación entre afuera y adentro, el samsara es nirvana, pero, nos dicen las tradiciones místicas, es sólo entendido y experimentado por alguien que ha alcanzado un estado como el de un cristo, un bodhisattva, un tzadikim, etc.
Para el budismo mahayana la vacuidad necesariamente implica la compasión y viceversa. Las cosas están vacías ya que no tienen existencia inherente, no existen desde su propio lado sino solamente en interdependencia con todas las otras cosas; la compasión surge espontáneamente de reconocer esta interdependencia, incluso podríamos decir que la compasión es esa misma interdependencia: el acto reflejo que surge espontáneamente de saber que en cada cosa se reflejan todas las otras cosas.
Es la ignorancia de que este mundo es generado por nuestra propia mente la que perpetúa el estado de sufrimiento, la que sigue reproduciendo un sueño. Sufrimos y sentimos dolor porque creemos que el sueño es real y que estamos separados de los otros, pero ese mismo sufrimiento es lo que nos motiva a actuar, descubrir la verdad y despertar.
"En un sentido muy real, el dolor que sentimos como criaturas vivientes es el dolor de despertar... la presión de este dolor nos motiva a buscar respuestas o, lo que es lo mismo, nos motiva a una mayor conciencia".
Este es exactamente el entendimiento de la primera noble verdad del Buda
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